Manifiesto Chthuluceno - Donna Haraway

MANIFIESTO CHTHULUCENO -  DONNA HARAWAY 

TRADUCCIÓN HELEN TORRES



Quizás es tiempo de escribir un "Manifiesto Chthuluceno". "Mi" Chthuluceno es el tiempo de composiciones mortales que están en juego unas por otras y unas con unas. Esta época es el kainos1 (ceno) de los poderes en desarrollo constante que constituyen Terra, de los innumerables tentáculos con todas sus materialidades, espacialidades y temporalidades difractadas y unidas por membranas interdigitales. Kainos es la temporalidad del espeso, fibroso y basto "ahora", que es y no es antiguo. El Chthuluceno es un ahora que ha sido, es, y aún está por venir. El Chthuluceno es un espacio-tiempo inexorablemente difractado (recuerden a Karen Barad sobre los campos cuánticos en Meeting the Universe Halfway). Estos poderes surgen a través de todo lo que es Terra. Son destructivo/generativos y no son el recurso secreto de nadie. No están acabados y pueden ser terribles. Su resurgimiento puede ser terrible. La esperanza no es su género, quizás podría serlo la capacidad de respuesta, la demanda de responsabilidades. Las fuerzas terrenas matarán a los insensatos que no paran de provocar. Estos tontos, que permanecen aunque hayan sido asesinados, perdurarán en la destrucción tentacular continua. 

Los poderes chthónicos, tanto generativos como destructivos, son parientes de la Gaia de Isabelle Stengers y Bruno Latour, aun cuando sus Gaias no son para nada idénticas. Pero tanto para Stengers como para Latour y para mí, Gaia y sus parientes no son la madre; son gorgonas serpentinas como la indomable y mortal Medusa; ellas no se preocupan por eso autodefinido como Antropos, eso que mira hacia arriba. Eso que mira hacia arriba no tiene ni idea de cómo hacer visitas, de cómo ser educado o cómo practicar la curiosidad sin sadismo (recuerden a Vinciane Despret y Hannah Arendt). En el Antropoceno (una denominación que yo también he llegado a necesitar), las entidades chthónicas pueden unirse (y lo hacen) en una doble muerte acelerada provocada por la arrogancia de los que industrializan, super-transportan y capitalizan sobre mares, tierras, aires y aguas. En el Antropoceno esas fuerzas tentaculares son las del fuego nuclear y de carbón; queman al hombre que hace fósiles, que no para de quemarlos de una manera obsesiva creando más y más fósiles en una parodia lúgubre de las energías terrestres. En el Antropoceno, las fuerzas chthónicas también son activas; toda la acción no es humana, por decir lo mínimo. Mientras, inscritas en las rocas y la química de los mares, surgen espantosos poderes. La doble muerte ama los abismos embrujados. 



Las fuerzas chthónicas pueden impregnar la Terra entera, y de hecho lo hacen, incluyendo a su población humana, que deviene junto a un amplio revoltijo de otros. Todos estos seres viven y mueren, y pueden vivir y morir bien, pueden florecer, no sin dolor y mortalidad, pero sin practicar la doble muerte para ganarse la vida. Los terranos, incluidos los humanos, pueden fortalecer el resurgimiento (en el sentido de Anna Tsing) de vitalidades que alimentan los apetitos voraces de un mundo exuberante y diverso. El Chthuluceno estaba, está, y aún puede estar lleno de lo que Anna llama 'el resurgimiento del Holoceno", o las "biologías salvajes", es decir, la continuidad de una Terra salvaje, cultivada y sin cultivar, peligrosa pero abundante para criaturas siempre cambiantes, incluyendo los seres humanos. Mezclado y peligroso, el Chthuluceno es la temporalidad de nuestro mundo, Terra. El Chthuluceno no es nunca uno; siempre es sim-chthónico, no auto-chthónico; simpoiético, no autopoiético. Todas aquellas que nos preocupamos por la regeneración, las conexiones parciales y el resurgimiento debemos aprender a vivir y morir bien en los enredos de lo tentacular, sin estar siempre buscando cortar o unir lo que molesta. Los tentáculos son antenas; están llenos de aguijones; saborean el mundo. Los seres humanos están dentro del holobioma de lo tentacular, y los tiempos de extracción y consumo de los Anthropos son como las plantaciones de monocultivo y las esteras de limo donde antes florecían bosques, granjas y arrecifes de coral que se aliaban con materialidades y temporalidades micóticas de muy diferentes maneras. 



El Antropoceno será corto. Es más bien un evento fronterizo que una época, como la extinción K-Pg (la extinción Cretácico-Paleógeno). Otra mutación del espeso Kainos ya está llegando. La única pregunta es: ¿la brevedad de este "evento fronterizo" Antropoceno / Capitaloceno / Plantación-ceno se debe a que la doble muerte reina en todas partes, incluso en las tumbas de los Antropos y su parentela, o a que las entidades multi-especies, incluyendo a los seres humanos, forjaron en su momento alianzas sólidas y duraderas con las potencias generadoras del Chthuluceno, para provocar el resurgimiento y la curación parcial ante la pérdida irreversible, de modo que seres-en-el-mundo de nuevo y viejo tipo pudieran echar raíces? Compost, no posthumano... 

El Chthuluceno está lleno de contadores de historias. Ursula Le Guin es una de las mejores, en todo lo que ha escrito. Hayao Miyazaki es otro; recordad Nausicaä del Valle del Viento. Y luego probad al juego en red Inupiaq Nunca solo. ¡Miren el trailer! Con narradores como estos, mi siguiente manifiesto debería ser Make Kin Not Babies!(¡Hacemos ayllu, no familias!). 


Donna Haraway, invierno de 2015.
Traducción Helen Torres.


1 Kainos: nuevo, reciente
2 No nos hemos puesto de acuerdo con la traducción del eslogan Make kin, not babies.... Yo apuesto por el grito: ¡Hacemos ayllu, no familias!”. El verbo “hacer” en primera persona del plural nos aleja de exhortar a hacer, como si fuera un mandato ejecutable por otras personas que no somos nosotras; y ayllu viene a proponer una forma de organización que traduce mucho mejor la idea de kin en tanto lazos comunitarios no exclusivamente sanguíneos. La resignifcación del concepto de familia o de parentesco se ha trabajado sólo en contextos feministas anti-identitarios, pero está lejos de entenderse más allá de los vínculos de sangre en una sociedad patriarcal heterocentrada como la nuestra. Lástima que en Europa “ayllu” no signifca nada, y que a veces la gente es demasiado perezosa para cambiar el centro... así que a veces digo: “¡Creemos parentesco, no familias!. (Nota de la traductora).

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"En su wordpress, Helen Torres nos explica algo mas de este Manifiesto y nos invita a asistir a un taller de lectura performativa el próximo 26 de Noviembre.
It’s time for Chthulu."


"En su último manifiesto, el “Manifiesto Chthuluceno“, la profesora de Historia de la Conciencia Donna Haraway propone una nueva era, la del Chthuluceno, “un ahora que ha sido, es, y aún está por venir”. A través de un ejercicio de ciencia ficción, Haraway propone una nueva era geológica que ayude a que el Antropoceno, nuestra era actual, sea lo más corta posible. Y lo menos dañina.
Apelando a las horrendas criaturas imaginadas por Lovecraft en sus mitos de Cthulu, Haraway da un giro conceptual cambiando la grafía “cth” por “chth”, subvirtiendo el terror a lo subterráneo a través del llamado a los poderes ctónicos (chthnonic, en inglés, en griego, “de la tierra”) representaciones del mundo subterráneo inspiradas en la mitología griega y en imaginarios como el de la película Nausicäa del valle del viento. Su llamado Make Kin, Not Babies!nos invita a tejer relatos de relaciones multi-especies para una supervivencia colaborativa."

Fuente:  Paroledequeer



Muertx Errante

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